18 de noviembre de 2011
Artículo elaborado y cedido en colaboración por
Abraham Carrillo Corrales Arquitecto Técnico – Ingeniero de Edificación
En búsqueda de empleo
Coincidiendo con la creciente preocupación por todo lo relativo al medio ambiente que ha surgido en las últimas décadas, muchas empresas constructoras han integrado en sus procesos Sistemas de Gestión Ambiental (S.G.A. o S.G.M.A.) o de Gestión Energética (S.G.E.). Vamos a profundizar un poco en ambos, ya que como veremos, son bastante parecidos.
Simplificando mucho, consisten en una política ambiental o energética (según corresponda) de dicha empresa (se describen los objetivos que se plantea la dirección en ese ámbito y el compromiso de la misma para cumplirlos) y en una descripción más detallada de los distintos procedimientos a emplear por la empresa para conseguir esos logros. La política ambiental/energética y la explicación general de los requisitos y objetivos propuestos se agrupan en el llamado “Manual de Gestión Medioambiental” (o “Manual de Gestión Energética”), mientras que en documentos separados se detallan los distintos procedimientos a desarrollar, acompañados por instrucciones técnicas y por registros a rellenar con diversos datos. Dicho Manual se divide en cinco apartados:
1.- Política ambiental/energética, como compromiso de la dirección documentado y actualizado.
2.- Planificación, que consiste en identificar los aspectos ambientales/indicadores energéticos, los requisitos legales que la empresa debe cumplir para obtener la certificación correspondiente, los objetivos/metas y los planes de gestión ambiental/energética.
3.- Implantación y funcionamiento, donde se fijan estructura y responsabilidades, formación (según sensibilización y competencia profesional), comunicación, documentación, control operacional y planes de emergencia.
4.- Verificación del cumplimiento de los objetivos de la empresa con los procedimientos (también documentados) de seguimiento y medición, no conformidad/acción correctora /acción preventiva y auditoría interna.
5.- Revisión por la dirección, de tal modo que, según los resultados de la auditoría, se corregirán los apartados oportunos de entre los ya vistos y se volverá a iniciar el proceso, basándose en el principio de mejora continua (P-D-C-A).
Podemos decir que tienen diversos puntos en común, ya que en mi opinión una buena gestión ambiental requiere una correcta gestión energética. Por ello, tienen una estructura bastante similar. También comparten las mismas ideas de establecimiento de responsabilidades y mejora continua de los procesos, identificación y evaluación de aspectos.
Pero no son idénticos en todo. Entre las diferencias más significativas entre ambos, podemos citar las siguientes:
a.- En los S.G.E. se trata de eliminar en lo posible la documentación innecesaria, que tan farragosa resulta a veces en los S.G.A., reduciendo al máximo el número de procedimientos, siempre que se respeten los objetivos y requisitos.
b.- La componente técnica-tecnológica en los S.G.E. es mucho más importante y debe estar dirigida por personal especializado, con amplios conocimientos en la materia, lo cual supone un importante trabajo de consultoría previamente.
c.- La normativa por la que se rigen los S.G.A. es, principalmente, la ISO-14.001 ó el reglamento E.M.A.S., además de la normativa vigente en cuanto a residuos, contaminación, etc… Por el contrario, los S.G.E. se rigen por la ISO-50.001 (hasta hace poco era la UNE-EN-16.001), junto con el resto de normativa referente al tema que permanezca actualmente en vigor.
Hemos de dejar claro que las normas ISO-14.001,ISO-50.001 y E.M.A.S. son voluntarias, ya que la implantación de un S.G.A./S.G.E. no es obligatoria. Así que su nivel de éxito depende, en gran medida, de la implicación de la propia organización (sobre todo de la dirección).
Para terminar, vamos a ver cuáles son los pros y contras de implantar estos Sistemas de Gestión.
Empezaremos con las ventajas:
- Menor consumo de recursos y mejor cuenta de resultados.
- Repercusiones positivas sobre la calidad de procesos y productos.
- Mejor relación ambiental con la Administración Local y Medioambiental.
- Motiva a los empleados.
- Satisface la nueva Legislación Ambiental o los requisitos de un cliente.
- Mejora la imagen ante la sociedad y los consumidores.
- Supone una ventaja frente a sus competidores en nuevos mercados.
- Facilita el acceso a las ayudas y subvenciones públicas.
- Puede facilitar servicios financieros y de seguros ventajosos.
- Supone una mejor valoración en las contrataciones públicas.
Por otra parte, los inconvenientes son “algo” menores:
- Son necesarias inversiones económicas.
- Hacen falta recursos humanos.
- Se necesita constancia para mantener el compromiso medioambiental.
- Requiere esfuerzo para que todas las partes se impliquen.
Pero vamos que, quitándole trascendencia a todo lo reflejado documentalmente que acabamos a ver, os digo que hablando con un compañero especializado en estos temas, me dijo que “…saberse la estructura de la documentación, la legislación, la mecánica del proceso, etc… está muy bien, pero lo más importante es el SENTIDO COMÚN, para buscar soluciones intermedias y lógicas entre los intereses económicos y medioambientales”.
Abraham Carrillo Corrales
Noviembre 2011