2 de diciembre de 2011
La rentabilidad de una obra no es algo que se consiga de una manera cierta con una gestión simple tipo "compro materia prima - produzco unidades de obra - vendo vía certificación". La rentabilidad debe responder a un proceso estratégico que tenga claramente definido su final desde el mismo inico de la obra. Es decir, antes de iniciar la obra debemos determinar con la mayor exactitud su resultado final.
En todo este planteamiento que paso a desarrollar hay un primer aspecto imprescindible a tener en cuenta, estoy hablando del contrato de la obra. Todo lo que a continuación se expone deberá caber dentro de los límites del contrato suscrito entre promotor y constructor. El contrato será el primer elemento que analizaremos, ya que determinadas estrategias serán posibles, o no, en función del contrato firmado.
A continuación deberemos estudiar a fondo la obra a ejecutar. De este análisis deduciremos diferentes tipos de nichos de rentabilidad o mejora de beneficio.
Citamos por ejemplo:
1.- Carencias del proyecto.
Imaginemos que detectamos que el proyecto tiene una cubierta de panel sandwich pero no aparece por ningún lado la estructura metálica necesaria como soporte. Otro ejemplo: el proyecto incluye un peldañeado en bruto de las losas de escalera, pero no aparecen los peldaños. En ambos casos, los precios nuevos (precios contradictorios) deberán establecerse durante el transcurso de la obra, desde una mayor posición de fuerza de la constructora. Por cierto, ambos casos son reales y vividos en primera persona.
2.- Modificaciones de procesos.
Analizaremos la obra para concluir si el proceso definido en proyecto es el que nos resulta más rentable. En caso contrario propondremos una variante constructiva para la que deberemos conseguir la aprobación de la propiedad y la dirección facultativa. En muchos casos el ahorro vendrá via menores costes indirectos o reducción de plazo. Sirva este ejemplo: en determinadas circunstancias podremos sustituir un muro a dos caras ejecutado "in situ", por un muro autoportante prefabricado.
3.- Modificaciones de calidades.
Determinadas unidades de obra podrán ser modificadas, sin ver alterada la calidad final. Imaginemos que nuestra empresa tiene un convenio con un proveedor por el que nos resulta más económico colocar peldaños de granito en la escalera que peldaños de mármol. Al margen de criterios estéticos, la dureza y durabilidad del granito ofrecerán mayores garantías al promotor sin un incremento de precio; y nuestra empresa tendrá un mayor beneficio.
Ahora bien, este ejercicio debe realizarse en una fase inicial de la obra. Todas aquellas propuestas que se nos ocurran deberemos reflejarlas en una hoja de estrategias, valorándolas en coste y venta para predeterminar un posible beneficio. Puede darse el caso de que una obra que inicialmente tenga comprometido su beneficio económico, con la aprobación de estas estrategias consiga un resultado positivo.
En segunda instancia, y lo antes posible, deberemos trasladarla a nuestros interlocutores, propiedad y dirección facultativa, de forma que, aceptados por ambos, estas variaciones se consoliden lo antes posible.
Saludos amigos
Pedro Domingo
.