28 de enero de 2011
Estamos leyendo mucho en estos últimos tiempos sobre la expatriación de trabajadores, a todos los niveles, en busca de un trabajo que no se encuentra en nuestro país. En situación similar, son muchas las empresas constructoras que también toman el mismo camino y optan por salir al extranjero en busca de unas contrataciones que en casa no encuentran. Pero realmente, ¿es esta la salida?, ¿es solo una salida más?, ¿o es una salida desesperada?.
Parafraseando a Jesús Hermida, cuando transmitía sus crónicas desde Nueva York..., "se habla, se dice, se comenta..." que nunca debemos olvidar la prudencia y el buen hacer. Negocios hay que funcionan bien y mal en todos los sitios, aquí y allí. Seguro que nos han contado que Fulanito se ha marchado a Brasil y que se "está forrando". Muy probablemente no nos enteremos que Menganito se fue a la desesperada y allí terminó de arruinarse.
La salida al extranjero se plantea de muy diferente forma en una constructora grande, que tiene una planificación estratégica a medio y largo plazo, con unos objetivos de expansión perfectamente definidos y analizados al detalle.
La constructora mediana y pequeña, va a desenvolverse en unos escenarios diferentes. Para empezar tenemos que ser conscientes de que no debemos tomar decisiones de forma precipitada y agobiados por las dificultades del momento. La salida al extranjero ha de ser meditada y analizada como si de un negocio nuevo se tratara. Volvemos a ser emprendedores.
Estas "oportunidades de negocio" que vemos, suelen serlo en países emergentes, que precisamente lo son, porque todavía tienen un largo camino que recorrer hasta situarse al nivel de trabajo de la vieja Europa o América del Norte. Deberemos conocer el mercado local de nuestro destino. En todos los países no se trabaja con los mismos criterios, ni los mismos estándares de calidad, sistemas fiscales, seguridad jurídica, etc... Y ni siquiera entro en si son mejor o peor, son diferentes.
No podemos pensar en ir a otros mercados a construir con los sistemas que utilizamos aquí. Los materiales son diferentes, la maquinaria auxiliar también, la mano de obra se rige por otras reglas de juego. Y no olvidemos que además deberemos ser competitivos en ese mercado local. Deberemos prestar una especial atención a los sistemas fiscal, normativo y jurídico, pues en ellos encontraremos las diferencias que más pueden afectar a nuestro proyecto. También es cierto que esas mismas estructuras sociales, laborales, fiscales, jurídicas, pueden hacer a su vez que nuestro negocio sea más rentable.
Una buena solución es la de buscar un socio local, que conozca bien el mercado y que tenga buenos contactos. La seriedad será imprescindible. Esta colaboración puede abrirnos muchas oportunidades de negocio. Nosotros aportaremos nuestro Know How, implantando esos procesos fundamentales de control económico, planificación y calidad técnica. El cóctel puede ser muy rentable. Para estos casos será preferible que dejemos nuestra empresa matriz en casa y sea una filial, (puede ser de nueva creación) la que busque un socio (partner) local.
Saludos amigos
Pedro Domingo
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[Off Topic]
Seguro que os encanta este vídeo... Planet Earth
Sigur Ros en directo con su tema Hoppipolla
Dedicado a Juanma Gárate que me los presentó hace unos añitos.
Emilio J
Said
Como siempre das en el clavo en todo.
Yo intenté una pequeña aventura que quedó en el intento ya que la empresa que me gestionaba la posible externalización del estudio hacia Oriente Medio me pedía una cantidad no abordable en estos momentos.
Así que el tema se quedó en un simple intento.
Ya sea dentro o fuera de la zona euro creo que en la medida de lo posible hay que intentar expandir el área de influencia fuera de España para en épocas de crisis no nos repercuta en el 100% de la empresa.
Pedro Domingo
Said
Muchas gracias por tu comentario Emilio.
Estoy de acuerdo contigo, en que la expansión siempre debe ser un objetivo. Si somos empresa local, intentar el salto al resto de la comunidad. Si nu estro ámbito es la comunidad, salgamos a otras comunidades vecinas. Y ¿por qué no? esa salida al extranjero.
Pero siempre con los deberes bien hechos,
las aventuras solo acaban bien en el cine.