8 de abril de 2011
¿Nos damos cuenta de la importancia que tiene un tema tan aparentemente banal como es la puntualidad?. ¿Realmente es un tema menor?
Cuántas veces se han truncado de inicio las expectativas de una buena negociación, una reunión de trabajo, o un simplemente quedar para tomar unas copas porque alguien llega tarde.
Cuando alguien llega tarde está transmitiendo una serie de mensajes poco favorables hacia su persona.
- Que el tiempo de quien llega tarde es más importante que el de quien espera. ¡Que arrogancia!. Los demás se han tomado la molestia de llegar a tiempo.
- Que la persona que espera es menos importante que quien llega tarde. ¿O acaso llegaríais tarde a una cita con Obama, Bill Gates o Jénifer López (por ejemplo)?
- Quien llega tarde no es una persona de palabra. Es incapaz de cumplir el simple compromiso de llegar a una hora determinada. Los que se retrasan habitualmente son de todos conocidos y sus excusas se vuelven retóricas y poco creíbles.
- El que llega tarde habitualmente, transmite síntomas de egocentrismo, de querer ser foco de atención y que todo el mundo esté pendiente de el. Lo que generalmente consigue es el efecto contrario, convertirse en el foco de la ira.
En el caso específico de reuniones de trabajo.
- Puede entenderse como falta de capacidad organizativa.
- Falta de interés en el tema del encuentro, o en los propios asistentes.
- Crea tensiones e interrupciones y pérdidas de tiempo derivadas de tener que repetir cuestiones ya superadas.
- También debemos ser puntuales cuando somos nosotros quienes citamos a otras personas. Debemos erradicar esa mala costumbre de los jefes que sienten la necesidad de hacer esperar a un subordinado para atenderlo.
Llegar tarde es un comportamiento irrespetuoso hacia los demás (y además crea hábito). Vamos a crear un buen ambiente de comunicación desde el primer minuto. Toda esta imagen negativa de quien llega tarde, la convertimos en valores positivos siendo puntuales.
LLEGUEMOS PUNTUALES
Saludos amigos
Pedro
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Muy agradecido a José Ignacio Fernández de Vega, que me lo ha enseñado.
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[Off Topic]
El amor de los padres hacia los hijos no tiene límites. Muy agradecido a José Ignacio Fernández de Vega, que me lo ha enseñado.
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