3 de junio de 2011
¡Qué contentos estamos, nos acaban de adjudicar una obra!
Llevábamos seis meses negociando con el promotor, convenciéndole de que somos los mejores y que nuestra oferta era la mejor (muchas veces la más barata). Por fin nos dijo que, "de acuerdo, la obra para vosotros". Llamamos enseguida al jefe de obra, le contamos la buena nueva y le soltamos aquello de: "me he comprometido que el lunes metemos las máquinas". ¿les suena?
Si queremos llevar a buen puerto nuestro negocio y ganar dinero, debemos evitar a toda costa esta situación de euforia envenenada. Propietarios, directivos, jefes de obra, todos debemos ser conscientes de que debemos realizar un trabajo, concienzudo y exigente, previo al inicio de obra. Por esto, quienes tengan la responsabilidad de negociar y pactar acuerdos con el promotor, deberán obtener este plazo de tiempo necesario entre la comunicación de la adjudicación de la obra y el inicio de la misma.
Previo al inicio de obra, y suponiendo ya firmado el contrato correspondiente, se deberán realizar una serie de trabajos administrativos, tales como: elaboración y aprobación del plan de seguridad y salud, apertura del centro de trabajo, plan de gestión de residuos, proyectos y permisos para instalación de grúas torre, etc.
LAS PRIMERAS ACCIONES DEL JEFE DE OBRA.
Para poder empezar una obra con garantías de éxito, el jefe de obra deberá acometer la misma prestando atención en primer lugar a los siguientes trabajos.
Leerse el contrato.
Punto número uno y fundamental. El contrato lo es todo. Explica qué obra tenemos que hacer, en qué plazo, a qué precio, cómo vamos a cobrar, las penalizaciones, las garantías... todo. Son las reglas del juego. No se puede, ni se debe, hacer una obra sin firmar un contrato. Y un jefe de obra no puede, ni debe, empezar una obra sin haberse leído (y aprendido) el contrato en todas sus cláusulas y condiciones. Siendo todas las cláusulas del contrato importantes, quiero mencionar expresamente una que afecta a muchas discusiones durante la ejecución: la que hace referencia a la prelación de documentos. Ya que a veces encontramos discrepancias entre planos, memorias y mediciones, ésta es la cláusula que nos indicará el orden de prioridad de cada uno de ellos.
Aprenderse la obra a ejecutar.
Significa conocer en profundidad los pliegos de condiciones, las memorias y revisar los planos. Resulta arriesgado iniciar el proceso de construcción sin tener claro como debe ser ese proceso, que calidades me van a exigir, que dificultades voy a encontrar. Es importante saber si tengo toda la información necesaria, especialmente planos, y estos se ajustan a lo que he contratado. Saber también si el proyecto es congruente en toda su documentación. Si hay discrepancias, las prioridades las establecerá el orden de prelación.
Medir la obra.
El jefe de obra deberá medir la totalidad de las unidades de obra. Es necesario por varias razones.
- Para comprobar que las mediciones del contrato son correctas, ya que será nuestro derecho de cobro.
- Porque es necesario para contratar suministros y subcontratas.
- Para localizar "bolsas" que haya podido incluir el redactor del proyecto y/o el promotor.
- Para detectar cuanto antes las posibles carencias, y tener tiempo de reacción.
Re-estudiar la viabilidad económica.
Tenemos que tener presente que los objetivos del departamento de presupuestos y contratación, no son exactamente los mismos que los del jefe de obra, básicamente porque unos intentan contratar y otros tienen la obligación de rentabilizar. En el mejor de los casos, la documentación que traspase el departamento de contratación al jefe de obra, deberá de servir únicamente como punto de partida. Todos sabemos que un subcontratista no se "esfuerza" en la misma medida cuando pasa su presupuesto para ofertar un concurso de obra, que para la propia ejecución de la obra contratada. El jefe de obra, dispone de la información completa: contratos, proyecto y sus propias mediciones. Con esos datos deberá analizar la viabilidad económica de la obra. La obtención de un resultado negativo en este primer análisis no significa necesariamente la no viabilidad de la obra. Significa que deberemos trazar un plan estratégico para convertir los números negativos en positivos. (de este plan hablaremos en otra ocasión). Puede llegar a ocurrir que, ciertamente, un correcto análisis, con la documentación completa y habiendo dedicado tiempo suficiente, arroje como resultado la total inviabilidad económica de la obra. En este caso, la decisión de continuar adelante o desestimar la obra corresponderá a estamentos superiores, directivos o accionistas.
Aprobado este reestudio económico, ya podemos acometer con garantías el inicio de los trabajos.
Saludos amigos
Pedro Domingo
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