Llegadas las fechas veraniegas son muchas las empresas que tienen verdaderos problemas para coordinar las vacaciones de los equipos de obra. Toda la discusión se centra en conseguir el equilibrio entre los derechos del trabajador y la necesidad de producción.
En primer lugar, por ineludible, deberíamos hablar del derecho del trabajador. Considero una suerte el pertenecer a una sociedad civilizada en la que el derecho al descanso queda establecido por ley. Por tanto, las empresas deberán tener en cuenta este derecho a la hora de programar los trabajos en la obra. Considero una práctica deplorable la de aquellos empresarios que despiden a sus trabajadores el uno de agosto para volver a contratarlos el uno de septiembre. Este tipo de actuaciones debe perseguirse.
Ahora bien, también es cierto (y lógico) que la ley permite condicionar las fechas en las que el trabajador pueda disfrutar esas vacaciones, en función de la carga de trabajo.
La mejor solución, como siempre, es la consensuada por ambas partes. El empresario no deberá olvidar que las vacaciones no disfrutadas durante el verano, y retrasadas indefinidamente, se verá obligado a concederlas en diciembre. Esta situación añadida a los muchos días festivos de ese mes y las posibles pérdidas de jornadas laborales debido a inclemencias climatológicas, hará que diciembre sea un mes escasamente productivo (a tener en cuenta en las previsiones de producción - facturación).
Otro aspecto a considerar es el cumplimiento contractual. Ya sea porque está expresamente reflejado en el contrato o por necesidades de cumplimiento de planning es muy probable que la obra deba permanecer abierta durante el período vacacional. Si el plazo es tan ajustado que no permite la ausencia de ningún miembro del equipo de obra, lo razonable será posponer las vacaciones de éstos hasta que termine la obra. Todo ello sin olvidar las limitaciones que comentábamos en el párrafo anterior.
La situación intermedia es que la obra no cierre y el equipo de obra organice sus vacaciones de forma que la ausencia de alguno de sus miembros no afecte de forma sensible a la producción y la seguridad. En este caso, es muy recomendable que las vacaciones del jefe de obra y del encargado no coincidan en las mismas fechas.
No debemos olvidar que una obra abierta cuando todo el mundo guarda vacaciones tiene muchos inconvenientes. Siempre falla aquello de lo que "casualmente" es responsable el ausente. Lógico, porque es una responsabilidad deficientemente cubierta o totalmente desatendida. Y tengamos también en cuenta que otros partícipes de la obra, la dirección facultativa, el coordinador de seguridad, etc. también pueden encontrarse ausentes.
Si los compromisos lo permiten la mejor solución será cerrar la obra durante un tiempo. Una manera de facilitar esta solución sería programar dentro de la planificación de trabajos de la obra, este cierre por vacaciones.
Saludos amigos y buen verano
Pedro domingo