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La confianza en la planificación

4 de noviembre de 2011

La planificación temporal y económica de una obra debería entenderse como una herramienta fundamental para el seguimiento y control de una obra, tanto por parte del constructor, como del promotor.

Hoy quiero centrarme en lo que todos conocemos como el planning de una obra. De la correcta planificación de las actividades que deberemos realizar a lo largo del proceso constructivo, dependerá el éxito en el cumplimiento de los plazos. En plan coloquial he comentado con muchos jefes de obra: esto de planificar es como preparar "chuletas" para un examen, mientras las escribes, te aprendes el temario y luego ya no necesitas la "chuleta".

Los plazos contractuales que estamos aplicando hoy en día hacen que los retrasos sean muy difíciles de recuperar. Por otra parte, planificando correctamente optimizaremos los tiempos y los recursos de nuestra empresa con un seguro incremento del beneficio.

Un planning detallado requiere un conocimiento profundo del oficio y un esfuerzo considerable para pasar de lo general, de lo global, al detalle, a la actividad unitaria. No sirve decir... "inicio de la actividad de instalación de calefacción el día X y final el día Y". Deberemos analizar, que tipo de tabiquería llevamos, que tipo de pavimentos; saber si hay algún condicionante especial, cuando montamos la sala de calderas, como subiremos las calderas a la cubierta, cuando pongo los tubos, cuando los radiadores; necesitaremos saber si hay trabajos auxiliares que realizar previamente, tales como bancadas, insonorizaciones... Calcularemos los equipos humanos necesarios. No olvidaremos tampoco los hitos contractuales. En definitiva, cuanto más detallemos el planning mayor control tendremos sobre las actividades y menores serán los temidos imprevistos.

Pero cuidado, el planning no es un elemento decorativo en la caseta de obra. Para el jefe de obra deberá ser una de las primeras actividades al inicio de la jornada. El recordatorio permanente de "cómo vamos".

Cuando detectemos desviaciones del plazo deberemos de actuar inmediatamente, analizándolas con detenimiento para encontrar la solución adecuada. Unas veces será un incremento del ritmo de la actividad, solucionable con un cambio de operarios o con un incremento de su número. Otras veces deberemos intervenir sobre la secuencia de actividades. También se puede dar el caso de tener que cambiar las soluciones constructivas (en esta situación necesitaremos el visto bueno de la dirección facultativa y/o de la propiedad).

Hay una solución que deberemos evitar, y que por desgracia es bastante frecuente, la de modificar el planning adaptándolo a la obra ejecutada y asunto solucionado. Suele basarse en la falsa creencia de... "tranquilos que luego vamos a correr más y se recupera...". Fracaso seguro.

Para ayudarnos realizar la planificación tenemos programas específicos tan útiles como MS Project y similares, pero una simple hoja Excel también puede servirnos. Lo importante es hacerlo. Y si hay una verdad segura, esta es que, si cumplimos el planning, terminaremos la obra en plazo.


Saludos amigos
Pedro Domingo

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Gestión de las vacaciones

29 de julio de 2011

Llegadas las fechas veraniegas son muchas las empresas que tienen verdaderos problemas para coordinar las vacaciones de los equipos de obra. Toda la discusión se centra en conseguir el equilibrio entre los derechos del trabajador y la necesidad de producción.

En primer lugar, por ineludible,  deberíamos hablar del derecho del trabajador. Considero una suerte el pertenecer a una sociedad civilizada en la que el derecho al descanso queda establecido por ley. Por tanto, las empresas deberán tener en cuenta este derecho a la hora de programar los trabajos en la obra. Considero una práctica deplorable la de aquellos empresarios que despiden a sus trabajadores el uno de agosto para volver a contratarlos el uno de septiembre. Este tipo de actuaciones debe perseguirse. 
Ahora bien, también es cierto (y lógico) que la ley permite condicionar las fechas en las que el trabajador pueda disfrutar esas vacaciones, en función de la carga de trabajo. 
La mejor solución, como siempre, es la consensuada por ambas partes. El empresario no deberá olvidar que las vacaciones no disfrutadas durante el verano, y retrasadas indefinidamente, se verá obligado a concederlas en diciembre. Esta situación añadida a los muchos días festivos de ese mes y las posibles pérdidas de jornadas laborales debido a inclemencias climatológicas, hará que diciembre sea un mes escasamente productivo (a tener en cuenta en las previsiones de producción - facturación).

Otro aspecto a considerar es el cumplimiento contractual. Ya sea porque está expresamente reflejado en el contrato o por necesidades de cumplimiento de planning es muy probable que la obra deba permanecer abierta durante el período vacacional. Si el plazo es tan ajustado que no permite la ausencia de ningún miembro del equipo de obra, lo razonable será posponer las vacaciones de éstos hasta que termine la obra. Todo ello sin olvidar las limitaciones que comentábamos en el párrafo anterior. 
La situación intermedia es que la obra no cierre y el equipo de obra organice sus vacaciones de forma que la ausencia de alguno de sus miembros no afecte de forma sensible a la producción y la seguridad. En este caso, es muy recomendable que las vacaciones del jefe de obra y del encargado no coincidan en las mismas fechas.

No debemos olvidar que una obra abierta cuando todo el mundo guarda vacaciones tiene muchos inconvenientes. Siempre falla aquello de lo que "casualmente" es responsable el ausente. Lógico, porque es una responsabilidad deficientemente cubierta o totalmente desatendida. Y tengamos también en cuenta que otros partícipes de la obra, la dirección facultativa, el coordinador de seguridad, etc. también pueden encontrarse ausentes.

Si los compromisos lo permiten la mejor solución será cerrar la obra durante un tiempo. Una manera de facilitar esta solución sería programar dentro de la planificación de trabajos de la obra, este cierre por vacaciones.


Saludos amigos y buen verano
Pedro domingo