empresa constructora

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¿Quién es el constructor?

23 de septiembre de 2011

Desde hace un tiempo vengo leyendo con curiosidad las noticias que aparecen en la prensa generalista en relación con el mundo de la construcción. Ya he redactado algún artículo intentando discriminar el papel que a cada uno de los actores le corresponde. Ver por ejemplo, Promotor, constructor y otros agentes. En él se hablaba de la confusión generalizada entre promotores y constructores.

Hoy quiero apercibir a los lectores, y a los redactores de noticias en la prensa generalista, sobre otro aspecto de este mismo tema. Las adjudicaciones de los concursos de obra.

Normalmente las noticias que aparecen al respecto suelen ir enfocadas a la "buena nueva" del inicio de las obras de tal o cual colegio, polideportivo, etc. En algunos casos aparecen unas infografías de lo que será la futura obra, con mención expresa del equipo redactor del proyecto. Otro aspecto que no se suele olvidar es el del coste de las obras. Se dice el importe previsto, los plazos de ejecución, etc...

anuncio de adjudicación




Pero lo que rara vez se manifiesta es el nombre de la empresa constructora que ha resultado adjudicataria de la obra, y que es parte fundamental para que todo se acabe en plazo, precio y calidad. No entiendo la despreocupación de los redactores de las noticias, por comunicar cual será la empresa encargada de realizar las obras. Parece que conocerla solo será importante por si acaso sucede un accidente, abandona la obra, presenta concurso de acreedores, etc. 

Considero labor de todos los que estamos inmersos en este mundo de la construcción, el dignificar la profesión y reclamar también esa parte del trabajo bien hecho. No todo han de ser malas noticias.


Saludos amigos
Pedro Domingo
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Fondo de remate y garantía.

9 de Septiembre de 2011

Uno se los gastos importantes que tiene toda empresa constructora lo constituyen los correspondientes a la atención de la postventa. Ya he comentado en alguna ocasión que la mejor postventa es la que no se hace, pero ojo, no porque no se atienda, sino porque no sea necesaria. Cuando hablábamos del trabajo con calidad se enumeraban las razones. Y digo que es un gasto importante porque es coste al cien por cien, sin ingresos. Cada euro que gastamos en postventa, va directamente contra el beneficio de la obra.

Ahora bien, deberemos tener plenamente asumido que toda obra ejecutada tendrá algún coste de postventa, por tanto, ya en nuestra oferta al promotor deberemos incluir unos gastos correspondientes a este capítulo. Esta previsión hará que, trabajando dentro de unos márgenes razonables de calidad, el beneficio final sea el previsto en el presupuesto de ejecución.

La previsión de este coste la incluiremos en los gastos indirectos proporcionales.  La cuantía dependerá de la calidad de nuestro trabajo, pero se moverá entre el 0,5% y el 1,0% del presupuesto.

Cómo gestionar el fondo.
Hay que tener presente, que la postventa en una obra puede surgir en cualquier momento, recién terminada la obra si se trata de defectos de ejecución, o al cabo de varios años si se trata de vicios ocultos. En este último caso, la obra de referencia probablemente esté cerrada contablemente y su resultado consolidado. Por esto, el dinero que se cargue como gasto a cada obra en concepto de fondo de remate y garantía, deberá pasar a una cuenta común para todas las obras de la empresa. Será de esta cuenta, de donde obtengamos el dinero necesario para atender la postventa de cualquier obra terminada.

Ahora bien, ¿a partir de qué momento se carga el coste de la postventa contra el fondo de remate y garantía?.
En mi opinión deberá cargarse una vez finalizada la garantía anual, o bienal, que todo contrato de ejecución recoge. Es decir, que el coste de la postventa de ese primer año de garantía se cargaría directamente contra el resultado de la obra. De esta forma, encargado y jefe de obra, serán más conscientes de lo que cuesta hacer mal las cosas, y además no perjudicaremos el resultado de otras obras. Es el coste de la postventa futura la que se ha dotado en el fondo de remate y garantía. Con esta previsión evitaremos tener gastos extraordinarios.

Saludos amigos
Pedro Domingo


[Off Topic]

El 10 de septiembre de 2010 nacía el blog LA EMPRESA CONSTRUCTORA. Gestión y Dirección.
Desde estas líneas, quiero agradecer a los lectores de los cinco continentes, sus más de 17.000 visitas a esta página. 
Sois vosotros amigos, quienes me dais la energía necesaria para seguir aportando cada semana una pizca de conocimiento a esta profesión tan entrañable y que tan malos momentos está pasando.
A todos vosotros
MUCHÍSIMAS GRACIAS.

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El parque de maquinaria.

2 de Septiembre de 2011

El parque de maquinaria de una empresa constructora lo constituyen todas aquellas herramientas y medios auxiliares propiedad de la empresa, que esta pone a disposición de las diferentes obras. Es decir, tendrán consideración de pertenecientes al parque las carretillas elevadoras, andamios, material de encofrados, casetas de obra, grúas, cuadros eléctricos, etc. que nuestra empresa almacena en un punto determinado. Normalmente se encuentran acopiados en un recinto, almacén o solar en alguna zona periférica de la ciudad. También suelen guardarse en estos recintos los excedentes de obra ejecutada, tales como palets de ladrillo, bovedilla, cajas de azulejos, etc.

Ahora bien, la pregunta que deberemos hacernos es esta: 
¿Es realmente necesario tener un parque de maquinaria?
Consideremos los argumentos a favor y en contra.

-Coste del almacén. Ya sea en alquiler, o en compra, el almacén, solar, nave, etc. que utilicemos tendrá un coste económico mensual, ya sea este por alquiler puro o por amortizaciones.

-Coste del mantenimiento. El espacio destinado necesitará unos servicios mínimos de agua, suministro eléctrico, vigilancia y seguridad. También necesitará un mantenimiento periódico de orden y limpieza. Si el parque es muy grande probablemente sea necesario ocupar en ello de manera permanente a una o varias personas.

-La disponibilidad. Considerando el gran número de empresas dedicadas al alquiler de herramientas, seguro que encontraremos disponible en alguna de ellas la herramienta que necesitemos. Claro que para el jefe de obra resulta más cómodo coger el teléfono y llamar al almacén o mandar un transportista a que nos traiga un martillo eléctrico, o un portapalets. La opción alternativa significa pedir precios a varias casas, elaborar un comparativo y lanzar una orden de alquiler.
Si analizamos en este punto como se comporta realmente una obra nos daremos cuenta de que tal disponibilidad del almacén es ficticia. Cuando el problema de suministro de una herramienta se reduce a una simple llamada al almacén, la tendencia de todo encargado y jefe de obra es a utilizarlo sin mesura. Necesito algo, llamo y me lo mandan. No se consideran alternativas. Digo esto porque seguro que todos hemos visto tres, cuatro, cinco... martillos picadores simultáneamente en una obra. ¿No sería posible ordenar los tajos y hacer el trabajo con uno solo, o dos...? A esto me refiero. La comodidad del teléfono me ahorra el esfuerzo de pensar. Por otra parte, si el martillo es mío, puedo tenerlo cuantos días me apetezca. ¿Y si lo necesitan en otra obra? Que se busquen la vida, este lo tengo yo. Aunque sea una manera drástica de expresarlo, realmente sucede así en más casos de los deseables.
En cuanto a los excedentes de obra paremos a pensar como actuamos. Me sobran dos palets de azulejo. Llamo al transporte y lo llevo al almacén. Allí deberá haber alguien para recibir la carga y decir dónde hay que dejarla. Dentro de tres meses necesitaré cuatro baldosas para una reparación. Mandamos alguien a buscar una caja al almacén. Ojo, el almacén está en las afueras de la ciudad. Como no es quién lo dejó, necesita una hora para encontrar la referencia deseada. ¡Que casualidad, está abajo de toda la pila! Total, que dos horas después, tenemos nuestra caja de baldosas. La llevamos a la obra, muy orgullosos. Nos hemos ahorrado el coste de una caja de baldosas.

-Deterioros, mermas y robos. Deberemos tener en cuenta que todo material acopiado en condiciones deficientes sufrirá un deterioro. Pongamos por caso, el claro ejemplo de los puntales para encofrado. Normalmente suelen estar almacenados en campas al exterior, sufriendo toda serie de inclemencias del tiempo. Si bien es cierto que están preparados para ello, no es menos cierto que con el tiempo acaban completamente oxidados, golpeados y cuando no, simplemente desaparecidos.
El tema de los robos es otro dato a tener muy en cuenta. Debido a la necesidad de grandes espacios, estos almacenes suelen estar en zonas periféricas de la ciudad, donde además su coste es más barato. Pero también suelen ser zonas alejadas y aisladas donde es mayor su exposición al robo.

-Reparación y mantenimiento. Todo material almacenado necesita mantenimiento. Si tenemos puntales, periódicamente habrá que revisarlos y engrasarlos, para que estén en perfecto estado de uso cuando los necesitemos. Si tenemos grúas, estas revisiones estarán reguladas y controladas en los libros correspondientes. Las casetas de obra suelen ser objeto de actos vandálicos por simple divertimento.
También deberemos asumir los gastos de reparaciones. Si tengo una carretilla (toro) alquilada, en caso de avería el servicio técnico del alquilador se encargará de solucionarlo. Si la carretilla es propiedad de la empresa, el coste de reparación es para la empresa.

-El coste del alquiler. Sin tener en cuenta los aspectos comentados anteriormente, el coste de alquiler puro suele resultar proporcionalmente más caro cuanto más pequeña es la maquinaria. Es decir, alquilar un martillo picador es caro. Probablemente sea más barato comprarlo. En cambio el coste de alquiler de una grúa es relativamente barato en comparación con su coste de compra.

-Tratamiento fiscal del alquiler. Amortizaciones y alquileres tienen un tratamiento fiscal diferente que deberemos tener presente en las cuentas de la empresa.

-Requerimientos para concursos. En algunos concursos de obra con las administraciones se pide referencia de maquinaria a disposición de la empresa. Vaya por delante que me parece un error de concepto, puesto que una empresa puede tener en propiedad toda la maquinaria del mundo y estar totalmente obsoleta, inservible u ocupada en otras obras. La disponibilidad de material es tan infinita como la capacidad de alquilar y/o subcontratar. Aún así la disponibilidad puede quedar establecida mediante acuerdos de colaboración y compromisos contractuales.

-Rentabilidad. He dejado para el final este apartado, puesto que del análisis de todo lo anterior llegamos al punto clave. ¿Es rentable mantener el parque?. Pongamos precio a todo lo anterior y tendremos la respuesta.

Con todo lo expuesto hasta ahora, mi opinión personal es que el parque de maquinaria es un lastre para la empresa, con un coste elevado y normalmente descontrolado. Será rentable comprar la pequeña herramienta, que por otra parte se puede guardar en cualquier lado; pero medios auxiliares de nivel medio y grande (carretillas, grúas), resultará más económico alquilarlos. 

Si a pesar de ello una empresa decide que va a disponer de este servicio, deberá comportarse como si de una empresa de alquiler se tratara y pasar los correspondientes cargos de alquiler y transporte a la obra que solicite su servicio. Sólo de esta forma la obra se comportará con prudencia y el coste estará controlado.

Saludos amigos
Pedro Domingo